Te presentamos la siguiente propuesta artística: un tarot feminista.
En los procedimientos de adivinación, el tarot es sin lugar a dudas uno de los más conocidos y posiblemente de los más usados. Varios otros se quedaron en el camino de la historia (como la adivinación por medio de las aves que cruzan el cielo, practicada en la vieja Roma, o la de las entrañas de los animales en sacrificio, de los pueblos mesopotámicos). El tarot, sin embargo, disfrutó por lo menos a partir de la Edad Media de un llamativo que bastante posiblemente pertenece a los motivos por los cuales ha sobrevivido hasta la era de hoy.
La recolección de veintidós cartas con figuras profundamente simbólicas (El Mago, La Justicia, La Fortuna, El deceso, etcétera.), aunado al elaborado de que las tiradas permanecen continuamente dominadas por el azar (que para bastantes es muy similar a la suerte o al destino), el impacto realizado puede conducir a la iniciativa de que una tirada de tarot tiene algo que decirnos sobre nuestra propia vida.
Por dicha razón, el tarot ha tenido casi a partir de su origen una marcada presencia cultural, inclusive más allá del esoterismo. Esto puede comprobarse en las muchísimas intervenciones que su mazo ha tenido durante la historia, a partir de artistas cuyo nombre quedó perdido en la era, hasta otros más conocidos como Salvador Dalí o Alejandro Jodorowsky.
A esa lista de mazos de tarot intervenidos artísticamente se suma ahora el de Eugenia Martínez, artista mexicana que recientemente presentó un “tarot feminista” en la Galería de Arte Mexicano, localizada en la urbe de México.
El tarot de Martínez se adscribe al feminismo al asociar a los arcanos más grandes y menores del tarot de Marsella con motivos, intereses, temas o referentes generalmente tanto de la batalla feminista como del artefacto teórico y conceptual que da soporte a las solicitudes de este desplazamiento.
Las damas que nacieron del fuego: el antiguo Tarot de Marsella para despatriarcalizar la fortuna es una serigrafía de setenta y 8 cartas desplegadas en una mesa de madera de pino quemada que representa al arcano de La Bruja. La pieza se completa con doscientos cuarenta metros de tela azul marino que rodean la mesa.